
El Echinopsis pachanoi (San Pedro),es un cactus nativo de América del Sur con una tradición de más de 3000 años de uso religioso y medicinal. De entre los distintos alcaloides, contiene la mescalina (el mismo alcaloide que contiene el peyote) y que es el responsable de los efectos psicoactivos.
En las culturas tradicionales se le conoce con distintos nombres, como huachuma, achuma, wachuma o aguacolla.
En la medicina andina, el San Pedro sigue siendo utilizado por parte de distintos grupos étnicos en Perú y Ecuador.
El San Pedro se entiende como un protector de la familia, el matrimonio y la convivencia pacífica entre familiares, y por ello suele cultivarse cerca de las casas.
El San Pedro era la medicina sagrada de los Incas para expandir su consciencia y expandir su creatividad en la creación de sus majestuosas construcciones.
El primer enemigo del hombre de conocimiento es el miedo dijo el mismo “Castaneda”.
Pero no hay razón para temer a este cactus, hijo menor del peyote.
Es tan suave y amable como un abuelo sabio y cariñoso que nos enseña la eterna juventud de nuestro corazón.
Reequilibra electromagnéticamente el cuerpo, facilitando así un estado de armonía y paz interior que favorece la contemplación.
El San Pedro es una medicina ancestral que abre el corazón, conecta con el sentimiento de amor y aceptación por uno mismo y por los otros.
Nos da una visión de la perfección que hay en todas las cosas.
Expande la consciencia y abre las puertas del corazón de par en par hacia una conexión total con el amor.
Permite a la visión contemplar los destellos divinos que resaltan en cada bello e inocente rincón de la creación.
Cuando tomas San Pedro empiezas a verlo todo con los ojos del corazón.
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