PSICOSOMÁTICA (EL CUERPO HABLA)
- Las relaciones cuerpo/mente
-Es difícil que comprendamos las relaciones entre el cuerpo y la mente y, por tanto, el significado de los males del cuerpo en relación a los males del alma, si no ampliamos la visión que percibimos del hombre y de la vida.
-Al ampliar nuestra visión y al contemplar al hombre en su globalidad física y temporal, podremos volver a relacionar los diferentes niveles que componen su existencia, dándole su auténtica dimensión que es, ante todo, la espiritual. Sólo de esta manera podremos comprender la razón de “ser” de ese ser humano y, por consiguiente, también las razones de su “malestar”.
-En efecto, sí nos quedamos en la fase del hombre “máquina”, es decir, del hombre compuesto por piezas independientes e intercambiables en función de los procesos técnicos de la ciencia, las relaciones que establezco darán lugar a pensar que se trata más bien de magia, de clarividencia, de algo sacado del mundo imaginario o de auténtico delirio.
-En este punto surge la pregunta: “¿Cómo y por qué relacionar las manifestaciones físicas, los síntomas, las enfermedades o los accidentes con lo que ocurre dentro de nuestro cuerpo?”. La observación mecanicista no lo puede hacer, ya que su enfoque está demasiado dirigido al síntoma y, por lo tanto, su campo de observación está muy restringido tanto en el tiempo como en el espacio. Esto le impide llegar a la verdadera causa que tan sólo se puede justificar por el azar (accidente) o por los elementos externos (virus, microbios, alimentos, medioambiente, etc.)
-Al ampliar nuestra visión y al contemplar al hombre en su globalidad física y temporal, podremos volver a relacionar los diferentes niveles que componen su existencia, dándole su auténtica dimensión que es, ante todo, la espiritual. Sólo de esta manera podremos comprender la razón de “ser” de ese ser humano y, por consiguiente, también las razones de su “malestar”,
“CUANDO SE CONSIGUE INTERPRETAR EL SENTIDO SE VENCE MEJOR LA ENFERMEDAD
-LA ENFERMEDAD ES EL GRITO DE UN ALMA OFENDIDA
-Los sufrimientos o las heridas que vivimos son mensajes de nuestro no-consciente, de nuestro maestro interior.
-La presencia del sufrimiento físico busca demostrarle, al menos, que la situación no le conviene
” Entender” el mensaje, le evitará tener que pasar por la enfermedad para liberar la tensión interior.
-Si no intentamos buscar una solución, y si nos limitamos a “pasar de largo” del
mensaje, nos arriesgamos a tener que volver a revivir esa tensión mucho más duramente.
-El Maestro Interior avería la calesa para obligar al cochero a pararse.
-La realidad humana necesita de su soporte manifestado, de su cuerpo físico, para poder traducir o expresar lo que está ocurriendo en sus Arcanos más profundos.
Todos necesitamos del gesto, de la palabra o de la expresión gráfica para dar testimonio de nuestras ideas, nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. Todos estos fenómenos intangibles no existirían en el caso de que no se pudiesen percibir, si no hubiese esa posibilidad de manifestarse. Imaginemos un ejemplo: el mejor ordenador del mundo, no nos serviría de nada si no fuese acompañado de los periféricos pantalla, impresora, escáner, etc. Por lo tanto, no parece que la mente humana tenga mucha razón de ser sin su proyección materializada que es su cuerpo físico.
El hombre tiene que buscar el equilibrio entre el cuerpo y el espíritu, la mente. Lo más importante para el hombre es que a través de la expresión del cuerpo podrá, si realmente quiere, descodificar lo que ocurre en su espíritu. Cuando el conjunto funciona de manera coherente, la realidad física está en acuerdo con la realidad espiritual del individuo. La existencia se desarrolla “normalmente” cuando se produce una distorsión entre las dos, entre el consiente y el no-consiente es entonces cuando aparecen los mensajes, las señales de alerta. El ser humano tiene principalmente tres tipos de señales, tres maneras de vivir en su cuerpo, con una intensidad diferente, estos mensajes de distorsión. Estos tres tipos de mensajes son las tensiones físicas o nerviosas, los traumatismos físicos y psicológicos y las enfermedades orgánicas o psicológicas.